NACIONALES.- Vos podés ver la Declaración de la Independencia apenas como un punto de llegada, pero no te equivocarías si en realidad lo retenés como punto de largada, donde los mejores sueños de la Revolución de Mayo tenían su momento bisagra para seguir avanzando.
Y es que la independencia a partir del momento de ser declarada debía ser construida y esa es una tarea que como nación no concluye nunca. El desafío de ser libres, de ser hermanos, de ser iguales es la usina permanente que ha energizado a generaciones de argentinos para ponerse de pie para dar la batalla cotidiana de construir una patria con justicia social. Y es por eso que estamos aquí.
La independencia hoy se consolida enfrentando las nuevas formas del coloniaje económico que encarnan las grandes corporaciones y multinacionales; diciéndole no a la megaminería contaminante; parándole el carro a los gigantes biotecnológicos que ven a nuestro país como un laboratorio y una fuente inagotable de recursos; diciéndole basta a todos aquellos que una y otra vez operan para que las crisis las paguen los de abajo.
La independencia hoy se multiplica desterrando de nuestra sociedad la violencia de género, garantizando derechos humanos básicos que van desde el de la propia identidad, pasando por el de acceso a la justicia y terminando en un salario y un plato de comida digno en cada mesa de los argentinos.
Como en 1816 los desafíos no son fáciles de sortear, pero está en vos y en mi seguir levantando la bandera que tan bien resumió Belgrano cuando decía: “La vida es nada si la libertad se pierde”
Ricardo Nates
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